Juan José González Méndez, Director de la División de Sistemas Inteligentes de ELT explica desde el blog de la compañía como mas allá del LED en si, es la conectividad y capacidad de gestión de datos que entraña esta tecnología, la que redefine el concepto de la iluminación en alumbrado público.
El desarrollo de la tecnología LED ha supuesto un factor determinante en la evolución de las soluciones para el alumbrado público. Con respecto a tecnologías previas de iluminación, la tecnología LED aporta una mayor eficiencia lumínica, una iluminación de calidad y una vida útil de la luminaria más prolongada, además de su excepcional capacidad de regulación. Pero, de acuerdo con todas las previsiones, será la incorporación de conectividad y sistemas de gestión de datos a las luminarias para alumbrado exterior, preferiblemente LED pero independientemente de su tecnología, lo que va a suponer el verdadero factor disruptivo, lo que va a redefinir lo que es posible hacer con la luz.
Gestión de alumbrado punto a punto
Los sistemas de gestión inalámbrica punto a punto del alumbrado exterior replantean de manera radical el concepto de iluminación. La infraestructura de luminarias de alumbrado público es ubicua, está uniformemente distribuida y tiene conexión a la red eléctrica, es decir, cumple los requerimientos básicos para constituir sobre ella una red de adquisición y envío de información sin costes adicionales de adaptación. Cada luminaria para alumbrado exterior se puede convertir en un servidor de datos, mediante la integración de drivers programables de última generación, diferentes tipos de sensores, conectividad inalámbrica y comunicaciones, un sistema operativo para la gestión de la iluminación inteligente y el desarrollo de nuevas aplicaciones. La infraestructura de iluminación pasa de este modo a convertirse en un servicio: además de ser puntos de luz, las luminarias son nodos de la infraestructura de Internet de las Cosas.
Internet de las Cosas, o también IoT (Internet of Things), es la capacidad que nos proporciona la tecnología para dotar de inteligencia y comunicaciones a todos los objetos de la vida cotidiana. La capacidad de monitorizar y gestionar los objetos presentes en las diferentes áreas en las que se desarrolla la actividad humana, desde las plantas de producción, o las ciudades, hasta la salud y el ocio, nos permite tomar decisiones en aras a la optimización y la eficiencia de entornos, procesos y tiempos, con el fin último de mejorar nuestra calidad de vida.
La definición, diseño y arquitectura de un sistema de gestión de alumbrado exterior debe partir, por tanto, de esta premisa esencial: además de proporcionar una gestión eficiente de la iluminación, debe ir más allá, debe transformar e impulsar la creación de valor en la infraestructura de alumbrado.
Así, el sistema de gestión que se plantee debe proporcionar datos para el control eficaz de la iluminación, pero también debe contar con la capacidad de proporcionar perfiles de iluminación programables en tiempo real, adaptados al entorno y sus características, agregando información de fuentes de datos externas, como eventos o climatología, de forma que la iluminación genere espacios confortables y seguros, que mejoren la experiencia del usuario y su calidad de vida. Todo ello pensando en la sostenibilidad de las infraestructuras, en la optimización del consumo de energía y su coste. Y sin olvidar que debe proporcionar información para el mantenimiento preventivo de las instalaciones, mediante la medida de parámetros y el análisis de estadísticas, posibilitando procedimientos de diagnóstico y test, gestionando de manera eficaz alarmas e incidencias, y, sobre todo, facilitando un proceso de instalación sencillo, que reduzca el coste y la complejidad, basado en conceptos como la auto-configuración o la adaptación dinámica.
Luminarias de alumbrado público para Internet de las Cosas
En definitiva, los sistemas de gestión inalámbrica punto a punto de alumbrado público deben diseñarse para facilitar la conversión de la luminaria en un nodo de la red de Internet de las Cosas, con lo que también deben poder facilitar la incorporación de sensores adicionales (medioambientales, ruido, movimiento, vibración y una larga lista de posibilidades), permitir y habilitar su integración en plataformas Smart City o plataformas horizontales de gestión de ciudad, y facilitar la instalación de otras infraestructuras de comunicaciones o de otros servicios, como gestión de parking, afluencia de personas y vehículos o sistemas de información al ciudadano.
El desarrollo de un sistema de gestión de estas características, como no podía ser de otra manera, plantea una serie de retos y desafíos que es imprescindible abordar con éxito. Requiere un análisis y una elección cuidadosa y adecuada de la tecnología, en un entorno de estandarización dinámico, con nuevas soluciones, alianzas y propuestas emergiendo y desapareciendo a gran velocidad y que compiten entre sí. Requiere la integración y compatibilización de criterios, normativas y especificaciones de la industria de la iluminación con los de la industria de los sistemas de comunicación y la Internet de las Cosas. Requiere la aceptación por parte del usuario final, teniendo en cuenta consideraciones y garantías de seguridad y privacidad. Y requiere el paso a un modelo de negocio basado no sólo en productos, sino también en servicios, con los más altos estándares de fiabilidad y calidad.
Por Juan José González Méndez
Director de la División de Sistemas Inteligentes, ELT