Un total de 16 entidades han presentado una propuesta al Ayuntamiento de Madrid para que incluya en sus presupuestos la elaboración de un estudio global del impacto ambiental producido por la iluminación LEDen el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y el Monte del Pardo.
Varias entidades han solicitado al Ayuntamiento de Madrid la realización de un estudio global del impacto ambiental producido por la reciente sustitución del 40% del alumbrado público de Madrid a LED. Se trata de una propuesta de proyecto (MadridDecide2018) de presupuesto participativo para el año 2018 presentado a la plataforma «Decide Madrid».
La contaminación lumínica es un término genérico que indica la suma total de todos los efectos adversos de la luz artificial, según indica la Comisión Internacional de la Iluminación (CIE).
Según los firmantes el alumbrado LED tiene un impacto potencial en el medio ambiente y espacios protegidos, en especial el Monte del Pardo y el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama; en la salud pública; en la seguridad vial y ciudadana, y en el deterioro del patrimonio cultural inmaterial y los símbolos de Madrid.
Suscriben conjuntamente esta solicitud las siguientes entidades:
- Cel Fosc, Asociación contra la Contaminación lumínica
- International Dark-Sky Association (IDA)
- Sociedad Española de Astronomía (SEA)
- Agrupación Astronómica de Madrid (AAM)
- Asociación de Astrónomos Aficionados de la Universidad Complutense de Madrid (ASAAF-UCM)
- Grupo de Protección del Cielo (GPC)
- Federación de Asociaciones Astronómicas de España (FAAE).
- Proyecto Europeo Stars4All
- Ecologistas en Acción-Madrid
- Asociación RedMontañas
- Observatorio Ciudadano para la Conservación del Patrimonio de la Sierra de Guadarrama
- Mountain Wilderness de Ayllón, Guadarrama y Gredos
- Madrid Ciudadanía y Patrimonio
- Revista AstronomíA
- Revista Quercus
- Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife)
¿Qué es la contaminación lumínica?
La contaminación lumínica es el brillo o resplandor de luz en el cielo nocturno producido por la reflexión y difusión de la luz artificial en los gases y en las partículas del aire por el uso de luminarias inadecuadas y/o excesos de iluminación.
Si bien, tal y como señalan estas entidades, el alumbrado exterior permite extender la actividad en la ciudad a las 24 horas del día, sus innegables ventajas pueden eclipsar los perjuicios asociados.
Como han puesto de manifiesto numerosos estudios científicos, la iluminación artificial nocturna de las vías públicas y espacios privados —incluyendo el alumbrado comercial, industrial, publicitario, ornamental, pantallas luminosas y señalización— está en el origen de un importante impacto ambiental, debido a factores como la dirección de emisión de la luz, su intensidad y el espectro (color) de las lámparas utilizadas.
Este impacto, añaden, afecta a cinco grandes ámbitos: el ecológico, el energético, la salud, la seguridad y la cultura. Problemas que, con los años, han ido aumentando de forma paralela al incremento de las áreas iluminadas y al crecimiento de la potencia utilizada por la farola.
¿Por qué Madrid?
En el escrito, los firmantes señalan que ya en el 2013 Madrid era la capital europea con mayor contaminación lumínica por metro cuadrado según varios estudios comparativos mediante imágenes de satélite.
En los dos últimos años, entre 2014 y 2015, la capital madrileña ha realizado una conversión del 40% del alumbrado público a una nueva tecnología LED de color más blanco, argumentándose para esta transformación una mayor eficiencia energética y menor contaminación lumínica. Pero según las entidades solicitantes “no hay prueba favorable de que esta conversión haya reducido la contaminación lumínica. Al contrario, según indican prestigiosas organizaciones como la International Dark-Sky Association (IDA) y la American Medical Association (AMA), y como se desprende de las investigaciones realizadas en el marco de la Red Española de Estudios sobre la Contaminación Lumínica (REECL) y otros grupos internacionales, la mayor emisión de luz azul de los LED que se están instalando es la responsable de que el impacto de la contaminación lumínica se haya multiplicado”.
¿Cómo se plantean ésta petición?
Según nos ha aclarado Alejandro Sánchez de Miguel, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, miembro de la junta Directiva de International Dark Sky Association, miembro de la Red Española de Estudios de Contaminación Lumínica y coordinado, junto a con Carlos Herraz, ex-presidente de Celfosc, de esta solicitud “esta iniciativa surge en 2014 cuando consultamos al Ayuntamiento si había realizado el estudio de impacto ambiental que marcaba la ley de impacto ambiental de la Comunidad de Madrid de 2002 y la ley de impacto ambiental de 2013 que indica que es necesario tener este parámetro en cuenta igual que se tiene el ruido y otros parámetros”.
Ante esta petición “el Ayuntamiento nos contestó que ellos interpretaban que no era obligatorio dado que no estaba en el ANEXO II de dicha ley que indicaba cuales eran las que eran de obligado cumplimiento. El defensor del pueblo indicó, que claramente, aunque en la ley no se marque como obligatorio, eso no significaba que no existiera el deber moral de hacerlo, si, como es el caso, está probado que la contaminación lumínica tiene un efecto negativo en el medio ambiente. El defensor del pueblo nos exhortó a entablar conversaciones con el Ayuntamiento para convencerlos de que aunque no fuera obligatorio, hicieran el estudio. Sin embargo, detectamos (Celfosc y yo mismo como su asesor técnico así como la abogada de la asociación, Ana Almecija) que en dicha ley indicaba que cualquier fuente de contaminación que afectase de manera directa o indirecta a una reserva de la RED NATURA 2000, como el Monte del Pardo o el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, debía realizar un estudio de impacto ambiental, con independencia de que estuviese en el ANEXO I o II de dicha ley. Para evaluar la necesidad de dicho estudio, se deben tener en cuenta, por ejemplo, el tamaño de la intervención y dado que la licitación era la más importante según el propio Ayuntamiento, de toda Europa. Por tanto, si esta actuación no se realizada dicho estudio, no tendría sentido la ley”.
“Se planteó poner una denuncia al ayuntamiento por no cumplir esa parte de la ley, pero dado que con el nuevo equipo de gobierno se había abierto la posibilidad de realizar consultas ciudadanas, decidimos que era mucho más rápido y constructivo realizares la solicitud por el portal de Madrid Decide y recabar apoyo popular que entablar una batalla legal. Además, la asociación tenía experiencia en el área ya que denunció la norma de Contaminación lumínica de la Generalitat de Catalunya, ganando el juicio, pero dejando sin norma la región por un periodo demasiado largo, por lo que finalmente se decidió que recabaríamos todos los apoyos institucionales y técnicos posibles para convencer al Ayuntamiento y a los madrileños de que merecía la pena estudiar cómo les afecta a ellos, al resto del país y al medio ambiente, la iluminación de su ciudad”.
¿Qué problemas plantea la iluminación LED en el caso concreto de Madrid?
“En principio –aclara Alejandro Sánchez de Miguel– los potenciales problemas que pueda o no causar la nueva iluminación es algo que debe responder el propio estudio. A priori no se puede saber sin realizarlo. Pero cuando se produjo la adjudicación del proyecto se afirmó que se reduciría la contaminación lumínica desde el ayuntamiento. Sin embargo, existe una abundante cantidad de literatura científica que indica que la contaminación lumínica y en concreto los LEDs elegidos por el ayuntamiento (3000K) tienen un espectro más contaminante que las lámparas de sodio del alta presión. Por ejemplo, la cantidad de luz azul emitida es superior, y si no se compensa adecuadamente con una reducción de intensidad, aun con una cantidad de luz emitida por encima de la horizontal cero, la contaminación lumínica pude aumentar. Para estudiar el caso y como monitorizar este cambio, enviamos recientemente un artículo (Sky Quality Meter measurements in a colour changing) para mostrar cómo las simulaciones teóricas indican que una farola de tipo como las de Madrid, si en un cambio a LED no baja su potencia a un 42%, seguiría contaminando, más que las actuales”.
“Para el caso concreto de Madrid se da la circunstancia de que existen siete especies de murciélagos protegidos que constan en la literatura como sensibles a la contaminación lumínica, tenemos también testimonios de rapaces nocturnas que han colisionado con edificios debido a la contaminación lumínica y una cantidad muy importante de insectos que se ven afectados”.
“Todo esto es lo que actualmente está recogido por la ley y está científicamente aceptado, pero además, el año pasado la Asociación Médica Americana realizó un informe sobre la afección de los LEDs de más de 3000k en la salud humana, entre los efectos que se comentaban algunos como la obesidad, cáncer de mama y riesgos para la seguridad vial. Dicho informe fue contestado por algunos institutos de investigación, pero incluso estos admiten que algunos de estos efectos existen o potencialmente existen. Por tanto, tal y como se ha realizado con las antenas de telefonía móvil, se debe aplicar el principio de precaución y no desplegar una tecnología que puede tener graves consecuencias para la salud y que se sabe que seguro, tiene graves consecuencias para el medio ambiente”, asegura.
La seguridad real, la principal preocupación
“La seguridad en un metrópoli como Madrid es un tema capital. La principal función de la iluminación de una ciudad es proporcionar seguridad. Es también fundamental comprobar si la nueva iluminación produce una mejora o no de la misma”.
La mayor emisión de luz azul de los LED que se están instalando es la responsable de que el impacto de la contaminación lumínica se haya multiplicado.
“Existe mucha controversia sobre este aspecto, pero es un aspecto fundamental. Si la iluminación principalmente proporciona sensación de seguridad, pero no seguridad real, puede producir que las potenciales víctimas reduzcan su nivel de alerta. Si la iluminación produce un aumento real en la seguridad, algunas de las medidas propuestas, como la elaboración de un mapa de iluminación de la ciudad, ayudaría a localizar puntos negros de iluminación. Un claro ejemplo de esto es como la ciudad de Berlín tiene una emisión contaminante tres veces menor que la de Madrid, pero la criminalidad en ambas ciudades es similar. Además, no hay que dejar de recordar, que por ejemplo la instalación de cinco farolas nuevas, según datos del propio Ayuntamiento, tendría un coste aproximado de 20.000€. Con ese presupuesto se pueden tomar otras medidas que puedan tener una eficacia más directa sobre la seguridad como la elaboración de dicho mapa. Por lo que el gasto que se solicita para realizar el estudio es bajo en comparación con el volumen de la actuación que se pretende evaluar que tuvo un gasto de 75 millones de euros en adquisición de nuevas farolas”.
Desde la Red Española de Estudios de Contaminación Lumínica, señala, “se ha enviado ya un artículo sobre un estudio epidemiológico sobre la relación de la luz intrusa y el color del alumbrado público con el riesgo estadístico de padecer cáncer de mama y próstata. Sin embargo, las conclusiones de dicho estudio puede que tarden en poder hacerse públicas varios meses, y es posible que ciudades como Madrid, en las que recientemente una votación en Madrid Decide instó al Ayuntamiento a cambiar todo su alumbrado público a LED, puedan tomar una decisión sin tener la información necesaria para tomar una decisión informada”, advierte.
“Madrid, además, es un lugar especial ya que, además de todo lo ya mencionado, el firmamento supone históricamente parte de su patrimonio cultural, y como ejemplo más claro, las estrellas de la bandera de la comunidad y del escudo y la presencia de la Osa y el Madroño en el escudo de la cuidad”.
¿Qué dice el Ayuntamiento al respecto?
Por el momento, tal y como indica el investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, el Ayuntamiento no se ha pronunciado con respecto al tema de la solicitud de impacto, “que
solo se ha realizado por medio de la plataforma Madrid Decide”, puntualiza.
“Sin embargo, los investigadores de la Red Española de Estudios de Contaminación Lumínica mantienen contacto con algunos técnicos del Ayuntamiento como por ejemplo la Ordenanza Municipal de Publicidad Exterior, pero por el momento –matiza– no ha habido ningún contacto a nivel político”. “Vamos a esperar si la propuesta pasa el primer filtro, y si no pasa, pasaremos a realizar la solicitud de manera convencional”.
¿Qué se puede hacer para reducir la contaminación lumínica?
“En principio, todas las investigaciones indican que lo mejor es, por precaución, no aumentar los niveles de iluminación actuales (siguiendo las recomendaciones del CEI), disminuir en lo posible el deslumbramiento y la luz intrusa (cierre de vidrio plano) y no instalar lámparas de temperatura de color superior a la actualmente instalada”.
Si se cumplen los criterios que ha señalado Sánchez de Miguel, “se garantizaría según la literatura científica, que las renovaciones de alumbrado, no incrementarían su impacto ambiental en general. Los LED adecuados (PC-Ambar o de 2000-2500k) pueden ser una gran herramienta para conseguir estos objetivos, ya que son más fáciles de conseguir que puedan regularse en intensidad y más fácil de enviar la luz a donde es más útil sin interferir en los ecosistemas”.
Asimismo, advierte, “existe la posibilidad de que en determinados casos, la bajada de intensidad y el menor flujo hemisférico superior puedan compensar el que los LED de 2500k – 3000k sean más contaminantes que el sodio de alta presión, pero para determinar eso es necesario realizar un estudio detallado”.
Incluso, concluye, “es posible que actuaciones como la de Madrid no haya incrementado su impacto ambiental, pero la única manera de comprobarlo es realizando este tipo de estudios. Por tanto, pensamos que el cumplimiento de las leyes y la labor de inspección que realizan entidades como la Oficina Técnica para la Protección de la Calidad del Cielo del Instituto de Astrofísica de Canarias o su homólogo de la Generalitat de Catalunya, son la mejor garantía de que se pueda reducir la contaminación lumínica”.