China conquista la vieja Europa aumentando las adquisiciones de su industria. Al igual que los griegos conquistaron Troya de manera sigilosa, silenciosa y con astucia, China gana posiciones en Europa yendo más allá del aumento de entrada de su producto “Made in China” o la cooperación comercial, interesándose ahora por la industria europea.
Quiero citarles a lo largo de este artículo varios informes que arrojan mucha luz sobre los grandes avances del gigante asiático con respecto a las adquisiciones y fusiones chinas de empresas que conforman la industria europea o como la influencia de Pekín ya se percibe en algunas decisiones políticas. Para empezar el último informe de Ernst &Young divulgado recientemente, arroja la escalofriante cifra de un aumento del 8,7% en 2017 con respecto a las adquisiciones chinas de empresas alemanas en el 2016. Una cifra récord de 13.700 millones de dólares (11.153 millones de euros) se han gastado los chinos en comprar todo tipo de industria alemana, siendo el segundo mayor inversor en la economía europea, tan sólo por detrás de EEUU en lo que se refiere a la denominada Inversión Extranjera Directa (IED).
Reino Unido es otro país en el que el gobierno y los empresarios chinos han estado de compras y concretamente en el que más han invertido, alcanzando un volumen de 17.700 millones de dólares (14.409 millones de euros) con diversas adquisiciones.
China adquirió en 2017 empresas en el conjunto de Europa por un valor total de 57.600 millones de dólares (46.892 millones de euros).
El informe de Ernst & Young que ha sido citado por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) recoge también que los objetivos preferidos de la IED china son la alta tecnología, las finanzas y la energía.
La inteligencia alemana, en alerta, apunta que Alemania seguirá siendo previsiblemente este año objetivo de las adquisiciones empresariales chinas con operaciones individuales que podrían acercarse a los mil millones de euros.
Según la BfV, esta conducta de China, plasmada en el plan quinquenal 2016-2020, va a mantenerse en los próximos años y «exige» una respuesta comprensiva «por parte de Alemania y Europa», que incorpore «las dimensiones de inteligencia, seguridad y protección económica».
Influencia financiera y política
La realidad es que la influencia de Pekín ya se percibe en algunas decisiones políticas de la Unión Europea, lo que inquieta en Bruselas, que teme ver socavados sus principios. Esta presencia se transmite a través de los socios comunitarios de la Europa central y oriental, que se han convertido en un caballo de Troya de los intereses chinos en la UE.
Sin prisas pero sin pausas, Pekín va ganando influencia en Europa. Aprovecha para ello el eslabón más débil del Viejo Continente, los países de Europa central y oriental. Un grupo de estados con grandes necesidades de inversión para modernizar sus infraestructuras, y convertidos muchos de ellos al euroescepticismo, que no dudan en aceptar las ayudas chinas, aunque ello suponga cuestionar las normas comunitarias.
Un claro ejemplo, es el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, resumió esta nueva realidad al señalar “…Cuantos más proyectos realicemos, más próspera y competitiva será la región”, dijo.
Borisov se refería al foro 16+1, una plataforma de cooperación impulsada por Pekín en el 2011 con los países de Europa central y oriental (el grupo de los 16 socios de Pekín lo integran Hungría, Bulgaria, Rumanía, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Albania y Macedonia) para fomentar la colaboración económica y comercial. Un objetivo que Pekín ha convertido en prioritario tras lanzar su proyecto estratégico de las nuevas Rutas de la Seda, terrestres y marítimas, para recuperar las antiguas rutas comerciales que enlazaban Oriente y Occidente con el fin de ganar mercados y aliados en Asia, África, Europa y América Latina.
Sin duda, el arma más prominente de China, para alcanzar sus fines es su músculo financiero. Aprovechando la crisis financiera global y las duras recetas de austeridad de Bruselas, Pekín ha aumentado su inversión en Europa a través de proyectos como ‘una franja y una ruta’, que promueve la creación de infraestructuras a lo largo de la antigua Ruta de la Seda y el Océano Índico, o la iniciativa 16+1, que busca impulsar la cooperación entre China y 16 países de Europa Central y Oriental, incluidos once estados miembros de la Unión Europea, como Polonia, Rumanía o Hungría.
La industria europea de la iluminación
A finales de noviembre 2017 publicábamos un artículo en que la consultora Renub Research pronosticaba que para finales del 2024 el mercado de iluminación LED de China excederá los 24 mil millones de dólares.
Esto aumento espectacular tiene varios orígenes, que van desde el aumento de la construcción con la urbanización de las ciudades, en segundo lugar, las bajadas de precios y en tercer lugar los objetivos locales de ahorro de energía que están haciendo que la tecnología sea más tentadora. La industria de la iluminación de China ha ido en aumento, y el país se ha convertido en un consumidor y productor de iluminación líder
Pero detrás de estos movimientos de mercado hay uno fundamental para promover productos de iluminación LED, y es el de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC) y el del Ministerio de Finanzas de China (MOF) que están colaborando en medidas provisionales relativas a la administración de subsidios financieros. Tales iniciativas están funcionando, señala el informe. En el escenario actual, incluso los gobiernos locales están trabajando más proactivamente que el gobierno central de China en la implementación de los subsidios.
Lo cierto es que nos guste o no, China es un gigante tecnológico. China domina, o pronto dominará, casi todos los espacios tecnológicos que cubrimos, desde la fotovoltaica hasta las baterías y la impresión 3D, y ahora también las tecnologías basadas en materiales avanzados como el grafeno. Según estudios que analizan la capacidad de producción por empresa en toneladas por año, los proveedores más grandes son chinos y cerca del 70% de la capacidad total de producción nominal ahora reside en China.
Al mirar hacia el futuro, ya podemos ver que China se convertirá en el jugador dominante en el grafeno. Esto se debe a que esta creciente industria china tiene la tecnología, la inversión, la resolución y la cadena de valor, incluidos todos los principales mercados objetivo.
Toda esta fortaleza que se pone en marcha en la conquista de la industria europea en la que no cabe duda de que las empresas chinas tienen un creciente interés en nuestra tecnología y nuestra industria europea, y así lo que demuestra el interés por Lumileds cuando Philips decidió vender a Apollo Global Management, después de que el gobierno de EEUU bloqueará el intento de compra por parte de un inversor chino.
Si contó con la aprobación del gobierno alemán la venta de parte de Osram. En este nuevo paradigma de la industria europea de la iluminación, recordemos que Osram acordó en julio del 2016 vender su mayor unidad, ahora rebautizada como LEDVANCE con 2.000 millones de euros en ventas y 8.800 empleados, a IDG Capital Partners, la compañía china de iluminación MLS Co y el inversionista financiero Yiwu State-Owned Assets Operation Center.
Los expertos auguran una disminución del negocio tradicional de la bombilla a medida que las tecnologías de eficiencia energética basadas en diodos emisores de luz (LED) crecen. El negocio es interesante para las empresas chinas que quieren, así obtener prestigio de marca y canales fuertes de distribución en Europa y en los Estados Unidos.
Otro de los grandes movimientos por hacerse con la industria europea de la iluminación ha sido la compra de Sylvania por la china Shanghai Feilo Acoustics Co Ltd. Así, a principios del 2016 saltaba la noticia de que Havells Holdings Limited, filial de Havells India Ltd, había llegado a un acuerdo con Shanghai Feilo Acoustics Co Ltd por el que le cedía una participación del 80% en Havells Sylvania. La nueva organización se bautizó como Feilo Sylvania.
Todas estas son las últimas señales del creciente interés de China en la compra de grupos tecnológicos europeos.
Según un informe del ICEX del 2017, en la actualidad, China es la segunda economía del mundo y juega un papel cada vez más relevante en el panorama económico internacional. En 2016 el PIB de la economía china alcanzó los 11,1 billones de USD, lo que supone un crecimiento anual del 6,7%. En los últimos años, el crecimiento de la economía china se ha ido moderando: según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, se espera que su PIB crezca al 6,6% en 2017 y al 6,2% en 2018. Esto está provocando que las autoridades chinas se centren en garantizar un crecimiento sostenible y en facilitar la transición hacia una economía basada en sectores de mayor valor añadido.
En el año 2016, la Unión Europea ha sido el primer socio comercial de China, seguida de Estados Unidos, Hong Kong, Japón y Corea del Sur.
Los principales destinos de las exportaciones del país fueron EE.UU., con una cuota del 18,20%, seguido por la UE (16,06%), Hong Kong (13,70%), Japón (6,06%) y Corea del Sur (4,48%).
Los 10 primeros países suponen cerca del 59% de las exportaciones del país. Entre los 10 primeros, solo hay tres países comunitarios- Alemania, Países Bajos y Reino Unido-, si bien la UE como bloque se encuentra en la segunda posición. España recibió un 1,01% de las exportaciones chinas del año 2016, lo que supone la posición 24.
En cuanto a las importaciones, en 2016, tras la UE (13,64%), los principales países proveedores de China fueron: Corea del Sur (10,41%), Japón (9,53%), Taiwán (9,17%), y EEUU (8,68%). De entre los países comunitarios, tan solo Alemania (5,65%) se encuentra entre los mayores diez proveedores.
España se encuentra en la posición 39, con una cuota del 0,4% de las importaciones de China.